jornada 3 :
Familia acá
trabajaremos con otra versión de caperucita, la actividad es leer todos juntos
a través del dialogo retomar lo leído.
Luego realizar una producción
escrita sobre lo que recuerden y realizar una historieta.
se solicita por problemas
personales solo devolver las actividades por vía mail.
vanesaailin.vh@gmail.com
Caperucita Roja
La versión del
Lobo
El bosque era mi
hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado
y limpio.
Un día soleado,
mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos turistas sentí pasos.
Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida en una forma muy
divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisieran que la vean.
Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso
a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían.
Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunte quien era, de donde venía, a
donde iba, a lo que ella me contesto, cantando y bailando, que iba a casa de su
abuelita con una canasta para el almuerzo.
Me pareció una
persona honesta, pero estaba en mi bosque cortando flores. De repente, sin
ningún remordimiento, mató a un mosquito que volaba libremente, pues también el
bosque era para el. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que
es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus
habitantes.
La dejé seguir su
camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegue me abrió la puerta una
simpática viejecita, le expliqué la situación. Y ella estuvo de acuerdo en que
su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista
hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña
la invite a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado vestido con la ropa
de la abuelita. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de
mis grandes orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le
dije que mis grandes orejas eran par oírla mejor.
Ahora bien me
agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación
insultante acerca de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán que empecé a
sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia pero empezaba a serme antipática.
Sin embargo pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me
ayudaban para verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizo. Siempre
he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un
comentario realmente grosero.
Sé que debí haberme controlado pero salté de
la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de
grande para comerla mejor. Ahora, piensen Uds.: ningún lobo puede comerse a una
niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la
habitación gritando y yo corría atrás de ella tratando de calmarla. Como tenía
puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité pero fue
mucho peor. La niña gritó aún más. De repente la puerta se abrió y apareció un
leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo mire y comprendí que corría
peligro así que salté por la ventana y escape.
Me gustaría decirles
que este es el final del cuento, pero desgraciadamente no es así. La abuelita
jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera
la voz que yo era un lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme.
No sé que le pasaría
a esa niña antipática y vestida en forma tan rara, pero si les puedo decir que
yo nunca pude contar mi versión. Ahora Ustedes ya lo saben.
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